MIS ENTREVISTAS

martes, 9 de diciembre de 2008

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA...JORGE MOLINA




“NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”
por Martin Alejandro
Bellier Rivoira

Columnista Invitado



“NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”... se me vino esa frase a la cabeza mientras traspasaba las puertas del Teatro Municipal (en Santa Fe mi ciudad) volviendo a casa luego de disfrutar y ver por primera vez en escena y en acción al querido Jorge Molina.

Tal vez éste es un espacio que habitualmente lo escribe él. Sobre su pasado, esas bellas historias de otros lindos tiempos, sus colegas que están y ya no están, sus divertidas anécdotas y los sabores dulces y amargos, de una profesión que a veces es bastardeada y confundida. Pero hoy soy yo quien opinará de un ARTISTA que merece la pena ser valorado y respetado en Córdoba.

Querido u odiado como muchos de los que hacemos cosas, nos sacrificamos y logramos objetivos, querido u odiado por el simple hecho de haber estado en donde muchos alguna vez quisieron estar, querido u odiado por compartir escenarios con otros grandes, querido u odiado por su sencillez y su humildad, querido u odiado por el simple hecho que aunque no esté en “vigencia” como se dice por ahí, es un nombre (de hombre) que suena y perdura en el recuerdo de quienes en otra gloriosa época, seguramente manejaban otros códigos y respetaban a sus artistas, tanto como se respeta a un doctor en los pequeños pueblos.

Cuando llegué a Córdoba y pregunté por los que hacían el mismo trabajo que yo, el primer artista que me nombraron fue JORGE MOLINA, y quienes sin conocerme iban a ver mi show en BETTY BOOP, dudaban si no era el quien estaba en ese escenario. Y vaya honor para mi que me confundieran, y mayor era mi curiosidad de conocerlo y verlo en acción. Aunque triste fue mi decepción cuando me contaron que ya estaba retirado.

Pero esta semana tuve la sorpresa de saber que EL MAESTRO nuevamente estaría arriba de las tablas!...Pero mi emoción fue el doble al saber que sería en mi querida ciudad de SANTA FE, y en el mismísimo y centenario TEATRO MUNICIPAL recientemente restaurado. (¡Topísimo, ré topísimo!...un lugar que solo los grandes pisan.)

JAZZ FUSION y algo más! (RECUERDOS DE REVISTA…) y allí estaba él. Abriendo la segunda parte del show, espléndido, con un atuendo rojo y negro (Los colonistas de Santa Fe agradecidos…), sus infaltables plumas, y gargantillas y pulseras de strass y su maquillaje que iluminaba el rostro que todo artista tiene antes de salir al show. Un rostro que mezclaba cagazo, con confianza, felicidad con nostalgia…los nervios de un grande ante un público nuevo.

Y una gran diferencia, el “estilo y la imagen”, que no tienen muchas de las mariconas de ahora que creen que con una peluquita, un touch de rouge y una pollerita ya pueden dominar un escenario. Son pocos los que podemos diferenciar entre un ARTISTA con mayúsculas y otro que trata de serlo. Aunque a muchos les pese, la trayectoria “PESA”…y la experiencia logra cosas que con humildad y sacrificio ,muchos no logran con SOBERBIA.

La sorpresa para el público, las dudas primero, el silencio como reacción y luego la primera carcajada y la cara de Molina que se relajaba…

“Fussion”, “Diva”, “Cosa Nostra”, “Glamour”…”Recuerdos de Revista”, etc…fueron algunos de los títulos de los cuadros musicales que los bailarines iban desarrollando en un dinámico show, muy atractivo por cierto. Jazz, hip hop, latino, mucha fusión, con el virtuosismo del ballet que SILVINA CICOTTI dirige hace algunos años y que tantos premios han acumulado a nivel nacional e internacional.

Pero no podía faltar un clásico de los clásicos: MONEY MONEY, interpretado por Jorge junto a otro de los invitados especiales de esa noche: GUSTAVO RODRÍGUEZ. Genial y talentoso coreógrafo que ha trabajado nada más y nada menos con Susana Gimenez, Adriana Aguirre, Frankie Kein, entre otros grandes de la Revista Porteña y del espectáculo nacional. Juntos y caracterizados a la perfección revivieron a Liza Minelli (Sally Bowles) y el maestro de ceremonias (Joel Grey) en una versión muy particular de aquel legendario KIT CAT CLUB de la película “CABARET” (Dirigida por Bob Fosse en 1972)

No faltó la vedette, (SILVINA CICOTTI) apenas tapadita por un diminuto conchero y ataviada de Plumas y virtuosísima junto al GUSTAVO SIERRA (Soñador de “patinando por un sueño”) recordaron fragmentos de viejas y exitosas revistas.

Bailarines, actores, coreografos conjugaron y lograron que la magia del show nos cautivara a todos durante una hora y media culminando con un THIS MY LIFE emotivo en el cuál desnudo ante los ojos del público el personaje que se convierte en la persona.

Y es esa persona de la que yo quería destacar en esta humilde nota, “esa luz” que unos pocos tienen, y que solo otro artistas sabe detectar. Lejos de ADULAR y de CHUPAR LAS MEDIAS (…porque nunca fue mi estilo ni tengo necesidad) a la hora de buscar referentes para ésta carrera que es más dura y difícil de lo que muchos puedan imaginar, yo busco seres como éste. Como Jorge. Porque sin conocerlo tanto me abrió las puertas de su casa, me mostró su pasado y comparte cada tanto su presente. Pero sobre todas las cosas me da el ejemplo que a pesar de las adversidades y de los problemas se puede salir adelante.

Para el mamarracho que se burló de su enfermedad, para los buscan desprestigiarlo, para los que recién empiezan, para los que no saben valorar lo que tienen y lo que tuvieron, para los que hablan mal y quisieron convencerme de que no vale la pena conocerlo, para los que intentan dejarlo afuera, para los que no se bancan que éste GRANDE haya estado a la par de otros GRANDES, a esos les digo…que pena por ustedes, porque solo los santafecinos tuvimos la suerte de poder DISFRUTAR TODAVÍA del JORGE MOLINA que todos queríamos ver.

Porque NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA Jorge, …pero eso no cuenta a la hora de saber que todo lo que hicimos lo hicimos de corazón y con el alma que solo un artista puede tener. Con nuestros aciertos y errores, pero con la humildad de haberlos reconocido…eso nos da la pauta que siempre que haya esfuerzo, voluntad y mucha fe todo lo que soñemos se puede hacer realidad y lo que no haya sucedido siempre hay otra vida que nos da revancha.

Y anoche fue tu noche, y “las que vendrán”…y ahí pude estar para conocer en acción al maestro y ahora más contento me pondré de que me sigan confundiendo contigo.

FUE UN PLACER QUE ESTUVIERAS EN SANTA FE JUNTO A LUCA Y A TODOS ESTOS ARTISTAS QUE TE RESPETAMOS Y TE QUEREMOS COMO REALMENTE TE MERECÉS.

Dejo junto a estas palabras mi colección de fotos personales de lo que pude captar anoche y que guardaré con mucho cariño entre las millones que ya llenan el disco de mi maquina.

Martin Alejandro Bellier Rivoira
Bailarín – Profesor de Tango, Folklore y Bailes Latinos - Actor Transformista (“LA TIA”)
(24 de Noviembre de 1998 - Ciudad de Santa Fe)

JORGE,
EL GENIO QUE EMPEZO DE NUEVO
por Oscar Ceballos



Conocí a Jorge Molina en el año 1993. Lo miraba desde lejos con más atención que a los demás. Me parecía inalcanzable. Tenía un halo de promisorio transformista. Venía de bailar, venía de rozarse con estrellas y de compartir sus experiencias.

Ya para 1995, Jorge se incrustaba con ansias, en la provincia. Era admirado, como lo es ahora y era el que tallaba a la hora de los cachets de los artistas. “Todo debajo de él, nada por encima”.

Lució unas piernas admirables cuando se subió a la barra grande del Hangar una noche, para bailar tango munido de unos tacos altísimos. No sólo bailó… dejó perplejos a todos y cruzó la pista haciendo una mímica espectacular, la que en realidad seguía con una voz bien alta, porque se imbuía en el tema y lo saboreaba.

Tenemos la manía – casi siempre -, de agradecer a los grandes cuando éstos ya no están o cuando ya no aparecen por la comunidad. Por eso, se me ocurrió traer a cuenta algunas vivencias personales. Jorge siempre tenía dos talones de Aquiles: por una parte no concebía una pareja duradera y el amor le era un tanto esquivo ( pero ello no es patrimonio sólo de él, sino de casi todos los que actúan … por sus tiempos, por sus ritmos, por sus necesidades, etc… ); por otro lado se lo veía bastante soberbio y quizás pedante.

Con el tiempo supo superar ambas debilidades. Y no sólo eso, aprendió de ellas, a tal punto que hoy es simple, bondadoso y terrenal.

En el año 1996, nos encontramos sentados a ambos lados del escritorio en una agencia de viajes que todavía no llevaba el nombre de Néstor Latorre Servicios Turísticos estampado en su vidriera principal. El empresario, todavía hacía las gestiones por llegar a ser dueño legal de su otro sueño.

Por esos escritorios, pasaban todos los actores y actrices que hacían un poco más brillante la noche cordobesa. Jorge era sinónimo de lleno total y de algarabía por verlo expresarse con su cuerpo y con su rostro.

Tanto Ceferino Onil ( secretario de Néstor ), Germán Francia ( Artístico de Hangar 18 ) y quien suscribe ( otro secretario y coordinador de las relaciones institucionales de la disco ante la sociedad, ayudante y amigo ), nos pasábamos las mañanas y las tardes desgranándonos la cabeza para crear shows e inventar sensaciones para los fines de semana. Mario Bottiglieri y Néstor, como socios, visaban, uno la cuestión administrativa, y el otro la artística. Jorge Molina, era un número puesto para los grandes eventos… sus trajes, su concepto de lo que es ser transformista, contagiaban hasta el fanatismo. El sólo, y muchas veces sin compañía masculina, bastaba para elogiarlo.

Por entonces se asomaba el primer concurso de Drag Queen – cuando nadie conocía siquiera que era eso -. El mejor amigo de Ceferino, Pablo se animó a gestar una exquisita TOWANDA y ganó por el aplauso del público. Eran los albores de Antara, como Drag, pero ya se conocía, porque se vislumbraba, que sería una fantástica transformista y drag. Los años nos expusieron la razón.

Sonaba la música de Santiago Durieux y Javier Haedo. Todavía no eran los tiempos de Fabián “Mono” Ocampo, quien ponía música en el Beep!.

Hangar 18, estallaba los viernes y los sábados. Los domingos, Bruno Chaix, desde diciembre, extendía la locura y la marcha, el house y el electro pop buscaban su espacio.

Era difícil acercarse a Jorge Molina como estrella de la noche. Nomalmente estaba reunido con un entorno que si bien no era dificultoso, se trataba de lo que él emanaba. Acercarse y decirle que cosa?, y cómo hacerlo para que no sea aburrido?, más teniendo en cuenta que todos lo felicitaban. Muchos seguramente evitaban llegarse a él porque no sabían como amenizar una charla o lo veían demasiado lejos y presuntuoso. Era otro Jorge. Ese Jorge que cambió cuando la vorágine del tiempo y dando la vuelta al siglo, se topó de frente con la salud que lo llevó hasta un vértice inimaginado pero por el cual aprendió a verse a él mismo. Darse vuelta, degustar lo que había hecho y transformarse en un docente, el que hoy nos enseña, el que hoy escribe… y por ahí, el que hoy le muestra a sus colegas, que a pesar de todo, siempre hay que seguir.

Gracias Jorge!